Pandilla de Cuatreros
Parece ser que Manuel Clouthier y Rogelio Sada no se equivocaban en lo absoluto en sus críticas al partido al que durante tantos años pertenecieron. El día de hoy Lía Limón se une al grupo de desertores quienes dicen que en el PAN los mejores tiempos fueron los de antaño y de hecho, va mucho más allá. Ayer (si no recuerdo constantemente las fechas me olvido del día de la semana en que me encuentro y eso no está padre), se realizaron elecciones internas en el Pan capitalino (lo pongo en minúsculas porque ese partido cada vez se parece más a una panificadora que a un organismo político) para definir a quienes serán los candidatos a jefes delegacionales, diputados y senadores.
Bueno, pues déjenme decirles que aquello fue un cochinero mayúsculo (digno de aquellas bonitas y memorables épocas del viejo PRI, y no lo digo yo, lo dicen los mismos panistas).Hubo de todo y para todos los gustos, que acarreo (muchas personas aseguraron que estaban ahí pero que no sabían ni para qué), que padrones rasurados, que compra de votos, que pase de lista… para acabar pronto y para que me entiendan, que eso parecía elección de presidente nacional del PRD.
En una entrevista que tuvo el día de hoy con Carmen Aristegui, la ex candidata a jefa delegacional de Miguel Hidalgo, Lia Limón anunció su renuncia al partido y aseguró que el PAN estaba tomado por una pandilla de cuatreros (¡directo a la yugular!, quien quiera corroborarlo también pueden checar @lialimon en Twitter), mientras que con Brozo (que ya ni es tan payaso ni es tan tenebroso), en su programa mañanero aseguraba que el PAN de hoy no era “el partido al que yo me afilié” (*se escucha por parte del público un generalizado “uhhhhhhhhh”*). Y la mujer no se quedó callada, hasta Chepina (amiga, ¡cuánto te quiero!) salió embarrada, y eso que ella no tenía ni vela en el entierro (también sé ser justo), al decir que por esas porquerías (palabras más, palabras menos) ni siquiera podían llenar el Estadio Azul (“¡ay, ya supérenlo!”, se escucha a lo lejos la voz de Josefina).
El horno del PAN no está ni para bollos y ellos insisten en querer hacer pan de muerto. Tal vez lo que necesitan para regresar a sus raíces (como decía el mentor de Felipe, Carlos Castillo Peraza: “ganamos el poder, pero perdimos al partido”) es tocar fondo y perder la presidencia, el DF (que ahí sí está más que cantado, sucederá) y las cámaras legislativas.
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